miércoles, 18 de junio de 2008

EL 8 DE SEPTIEMBRE, TENDREMOS NUEVO CARDENAL EN SANTIAGO

Domingo 15 de junio de 2008

Por Carolina Rojas y Darío Zambra / La Nación Domingo
El lobby por la sucesión de Errázuriz en el Arzobispado de Santiago

La encubierta carrera púrpura
El 5 de septiembre, el arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, debe renunciar a su cargo. Y en el clero chileno ya están moviendo las fichas para buscar al sucesor. Y aunque la designación le corresponde al Papa Benedicto XVI, algunos ya tienen sus cartas. El Opus Dei es el que tiene la partida más clara y está convencido de instalar a uno de los suyos en la más codiciada de las investiduras del catolicismo nacional.











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En los pasillos de los sectores más influyentes del clero chileno existe un tema que se comenta de forma extremadamente reservada. Desde mediados del año pasado hay una discusión que viene in crescendo, pero con la parsimonia propia del ritmo que se maneja en la Iglesia. Estos comentarios rara vez escapan del estrecho círculo de los obispos y tienen en el horizonte una fecha precisa: el 5 de septiembre de 2008.

Ese día, el arzobispo de Santiago, el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, está de cumpleaños. Sin embargo, más que la celebración de su nacimiento, esta vez lo relevante es la edad que cumple: 75 años. Y según establece el artículo 401/1 del Derecho Canónico, todos los obispos deber renunciar obligatoriamente a su cargo al cumplir esa edad.

Por esta razón, al actual arzobispo de la arquidiócesis más importante del país le quedan poco más de dos meses en su actual investidura. Y por esa cercanía, uno de los tópicos que más se conversa entre los obispos siempre de forma sigilosa es quién será su sucesor. Este nombramiento depende exclusivamente del Papa Benedicto XVI, lo que no impide que en las altas esferas del catolicismo nacional se barajen nombres de quién podría reemplazar al cardenal. Por supuesto que, a pocos meses de esta designación, ya hay firmes candidatos.

Fuentes eclesiásticas adelantan que en la terna que enviará la Nunciatura Apostólica al Vaticano están el obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar; el arzobispo de Concepción, Ricardo Ezzati Andrello, y el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz. En el clero aseguran que los que han realizado más lobby para instalar a uno de sus miembros es el Opus Dei, prelatura que, en el último año, ha concentrado sus esfuerzos para que el próximo arzobispo de Santiago sea González Errázuriz. Cuentan también que ese es uno de los deseos más grandes del propio prelado, ya que su tío abuelo ocupó el mismo cargo cuando se celebró el centenario de Chile.


EL LOBBY SUBTERRÁNEO

En la Iglesia aclaran que el Papa puede aceptar o no la renuncia del arzobispo Errázuriz. Depende de su voluntad si le pide una prórroga, período que puede ir desde algunos meses hasta un par de años. "Es lo que pasó con monseñor Antonio Moreno Casamitjana, quien se mantuvo como arzobispo de Concepción por cuatro años más. Es decir, cumplió 75 años en julio de 2002 y recién en 2006 se produjo el nombramiento de Ezzati", ejemplifican. Si se considera que una de las razones que toma en cuenta el Papa es el estado de salud del obispo saliente, lo más probable es que influya en su decisión la irritación arterial que padece el cardenal que impide que a veces la sangre corra bien, con el riesgo de que no se irriguen centros vitales , y que hoy lo tiene con un tratamiento a base de corticoides. "Por eso, lo más seguro es que presente su dimisión", sostiene un sacerdote. "Sin embargo, esa decisión es casi imposible de predecir", matiza otra fuente cercana a la Iglesia.

De todas formas, el lobby por el Arzobispado de Santiago ya está en marcha desde hace unos meses. Entre los obispos se intercambian muchas opiniones, se envían cartas y se realizan reuniones a puertas cerradas. Pero aclaran que en esta oportunidad, el movimiento subterráneo parece ser menos fuerte de lo que lo fue en ocasiones anteriores. "Cuando designaron a los cardenales Raúl Silva Henríquez y Juan Francisco Fresno, las gestiones eran mucho más intensas", confidencian.

Pese a que se mantienen bajo la reserva más estricta, con la cercanía de la fecha estas gestiones no han hecho más que incrementarse. Para nadie en el clero es baladí el nombre del próximo arzobispo de la arquidiócesis más importante del país, quien debe relacionarse con el Presidente de turno y liderar el Tedeum. Un estudioso de la Iglesia explica que el Vaticano le está dando mucha importancia a esta designación por el prestigio que tiene este arzobispado: "Los cardenales [José María] Caro y Silva Henríquez le otorgaron mucho prestigio, porque la chilena fue la única de las iglesias latinoamericanas que combatió de forma más enérgica la dictadura militar. Y pese a que ese prestigio ha ido mermando en la última década, aún se mantiene".

EZZATI VERSUS GONZÁLEZ

En el clero explican que, como en las anteriores designaciones, una vez más el Vaticano tendrá que elegir entre apostar por un nombre del sector progresista, como es el caso de Ezzati, y otro de la curia más tradicional, al que pertenece González. "Pero muchas veces, en la Iglesia optan por algo intermedio. Así sucedió con el cardenal Errázuriz", sostienen. Un sacerdote jesuita explica que en este caso hay que considerar el contexto actual del Vaticano. "Benedicto XVI no es Juan Pablo II. Eso hay que tenerlo claro.

Ratzinger es más conservador respecto de los engranajes institucionales. Respeta mucho más los procedimientos ordinarios. Y en la Secretaría de Estado del Vaticano ya no está Angelo Sodano, sino Tarcisio Bertone, un salesiano mucho más abierto", sostiene.

Quien lleva la batuta en todo este proceso es el nuncio apostólico, monseñor Giuseppe Pinto. Él es el encargado de sondear los nombres, hacer las consultas y enviar la terna al Vaticano. Para esto no sólo monitorea la opinión de los obispos; el punto de vista del actual arzobispo de Santiago también tiene relevancia, al igual que la del Gobierno, que es el que tiene que relacionarse con la más importante de las autoridades eclesiásticas. De todos ellos depende en parte la designación. Pero siempre es el Papa quien tiene la última palabra. Él deberá decidir entre Duarte, Ezzati o González, aunque en la Iglesia hacen ver que en estos casos siempre hay espacio para sorpresas.


EL AMIGO DEL EJÉRCITO

El obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, es un miembro del sector más duro de la Iglesia. Cuando en 2003 fue elegido como vicepresidente de la Conferencia Episcopal, se dijo que esa jugada había sido un golpe certero de los conservadores. Fue capellán militar del Regimiento Coraceros de Viña del Mar entre 1972 y 1979, y desde entonces se ganó el reconocimiento de los militares, incluso de Pinochet. El general (R) Luis Cortés Villa recordaba hace un par de años que Duarte, como obispo de las Fuerzas Armadas y Carabineros, participaba de las juntas de los generales.

Junto con su cercanía al mundo militar, el obispo de Valparaíso es conocido por su carácter seco y enérgico. Pero en el mundo clerical es un secreto a voces la inflexión entre el antes y después de Duarte. Hoy es conocido como un hombre de exacerbadas ideas conservadoras, pero fuentes eclesiásticas recuerdan que cuando realmente se convirtió en un duro fue que cuando Duarte fue nombrado obispo castrense en 1995. Allí se hizo cercano a los sacerdotes más conservadores de la Iglesia: el obispo de Concepción, Antonio Moreno; el de San Bernardo, Orozimbo Fuenzalida actual emérito de esa diócesis-; y el arzobispo de Puerto Montt, Cristián Caro.

En el clero recalcan que "es extremadamente conservador y le quedan muchas reminiscencias castrenses. En el caso del asesinato del sacerdote Miguel Woodward no ha prestado mucha colaboración".


EL MEDIADOR DE LOS FORESTALES

Otro de los nombres que suena fuerte entre los obispos pertenece al ala más progresista del catolicismo chileno: el arzobispo de Concepción, Ricardo Ezzati Andrello, quien nació en Campligia de Berici, en Italia, y pertenece a la orden Salesiana. En su diócesis es reconocido como un sacerdote con una gran capacidad pastoral, accesible y muy cercano a la gente. Tan cercano que incluso en 1979, la entonces ministra de Educación, Mónica Madariaga, lo llamó "marxista" porque, mientras tenía a su cargo el seminario salesiano de Lo Cañas, sacó a la luz una serie de textos para las catequesis de enseñanza media que hablaban sobre temas de contingencia en el mundo.

Fuentes eclesiásticas aseguran que Ezzati podría ser del agrado de Bertone, ya que ambos son salesianos: "Además, ha hecho un muy buen trabajo, como quedó demostrado en su mediación en mayo del año pasado en el conflicto de Arauco con los trabajadores forestales. Sería un excelente arzobispo, porque se ubica en el contexto real, posee una gran conexión con la gente y sus necesidades. Tiene una fuerte llegada en las bases católicas". Sin embargo, un jesuita matiza que su origen italiano podría jugarle en contra, pese a que ya en 2006 Michelle Bachelet le otorgó la nacionalidad chilena.


LA SILENCIOSA CAMPAÑA DEL OPUS

Al interior del clero chileno sostienen que quien más esfuerzos ha concentrado por quedarse con el Arzobispado de Santiago es el Opus Dei. El editor de la revista "Reflexión y Liberación", Jaime Escobar, hace notar que González Errázuriz, frente a temas valóricos como la equidad y el sueldo ético, ha preferido morderse los labios como una forma de mostrarse disciplinado frente al Vaticano, pese a que la postura del Opus difiera de la del episcopado. "Él siempre ha tratado de ser líder en la Conferencia Episcopal, pero en los últimos años ha estado muy calmado, ha mantenido un silencio prudente y se ha preocupado de hacer grandes cosas en su diócesis, actuando como un ejemplo", sostiene Escobar.

González es relativamente joven tiene 52 años y es una voz enérgica respecto de los temas valóricos, como lo dejan en claro sus cartas abiertas contra el aborto y la píldora del día después. Aseguran que su padrino eclesiástico fue Orozimbo Fuenzalida. Pertenece al Opus Dei desde 1971 y hoy también es profesor de Teología y Derecho Canónico de la Universidad de Los Andes, y presidente del Consejo del Hospital Parroquial de San Bernardo.

Un sacerdote jesuita desliza la gran cercanía de González Errázuriz con el mundo castrense durante la dictadura. El actual obispo de San Bernardo ingresó en 1977 a Carabineros como procurador en el Servicio Jurídico de la institución, y en los ochenta se desempeñó en la Oficina de Relaciones con la Iglesia y en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia. "Por eso, a muchos sectores del clero les merece ciertas suspicacias la trayectoria de González", advierte otro sacerdote.

Desde 1994 es capellán de las facultades de Derecho e Ingeniería Comercial de la Universidad de Los Andes, y desde 1998 también lo es de la residencia La Alborada, una casona de ladrillos rojos ubicada en calle Pedro de Valdivia, donde residen otros numerarios, y a la que González dedica gran parte de su tiempo, sobre todo al trabajo apostólico con profesores y estudiantes de la universidad del Opus.

Sus cercanos lo definen como un hombre inteligente, campechano y accesible, pero de férreas convicciones, algo que resultó evidente, por ejemplo, al aparecer como uno de los más firmes detractores de la Ley de Divorcio. También fue público su impasse cuando exoneró del colegio municipal Cardenal Antonio Samoré a la profesora de religión Sandra Pavez, por ser lesbiana.

Jaime Escobar explica que el interés de la Obra por alcanzar el Arzobispado de Santiago es un avance lógico dentro del terreno que el Opus Dei ha ido fortaleciendo en los últimos años. "Hoy sus miembros ya tienen consolidada la universidad, sus conglomerados financieros, y en la actualidad quieren ir por el cargo más relevante del catolicismo chileno. En eso están concentrados, porque creen que éste sería un gran aporte para la Obra, más aún en el bicentenario", sostiene el experto.

El senador socialista Jaime Naranjo quien fue colaborador de Carlos Camus Larenas, el ex obispo de Linares plantea que los nuevos vientos en la Iglesia son más conservadores y cree que la elección de un nuevo arzobispo para Santiago respondería a ese criterio. Sin embargo, a su juicio, el obispo de San Bernardo tendría una desventaja por su juventud. "La tendencia del Vaticano siempre ha sido la elección de obispos de mayor edad. No tengo ninguna objeción, pero si me preguntas preferiría la designación de un arzobispo más cercano a los temas sociales, pero al parecer los vientos del Vaticano soplan en sentido contrario", advierte.

Un jesuita sostiene que lo más probable es que "la sociedad santiaguina no esté preparada para un arzobispo del Opus. Y hay que tener también en cuenta lo que pasa en el Vaticano: en el anterior pontificado, el de Juan Pablo II, no era descabellado pensar que este cargo quedara en manos de un Opus Dei. En éste sí lo es".


LOS DOS ARZOBISPOS DE LA OBRA

Sólo hay dos arzobispos del Opus Dei en el mundo y ambos están en Latinoamérica. Tanto uno como el otro son cercanos al mundo castrense y están cuestionados por temas relacionados con los derechos humanos. Uno de ellos es el cardenal arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, ingeniero industrial y miembro de la Obra. Cipriani se hizo conocido por su participación en la crisis de los rehenes del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru en la Embajada de Japón. Famosa fue también su cercanía al fujimorismo y la condecoración, por parte del Ejército, de manos del ministro de Defensa Aurelio Loret de Mora, para resaltar su trabajo a favor de los militares peruanos.

El segundo es el arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, que fue capellán del mismo Ejército que mató a seis jesuitas y a dos mujeres salvadoreñas, el 16 de noviembre de 1989. Siendo ya arzobispo de San Salvador, aceptó el nombramiento de general del Ejército, cargo del que más tarde fue forzado a renunciar.



LOS COMENTARIOS "MALA LECHE" FUERON OBTENIDOS DEL DIARIO LA NACION DEL DIA DOMINGO 15

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