Sydney ha sido elegida - El anuncio del Santo Padre
"En este momento en que la presencia viva de Cristo resucitado alimenta la fe y la esperanza, tengo la dicha de anunciar que el próximo Encuentro mundial de la juventud tendrá lugar en Sydney, Australia, en el año 2008. Encomendamos a la guía maternal y solícita de la santísima Virgen María futuro camino de los jóvenes del mundo entero."
Su Santidad, Papa Benedicto XVI, 21 de agosto de 2005
Mensaje del Papa Benedicto XVI a los jóvenes del mundo con ocasión de la XXIII JMJ 2008 20 de julio 2007
Nos emocionó escuchar estas palabras en agosto de 2005, cuando el Papa Benedicto XVI anunció que Sydney sería ciudad anfitriona del próximo Encuentro Mundial de la Juventud. El anuncio tuvo lugar en Colonia durante la jornada de clausura de las celebraciones de la XX Jornada Mundial de la Juventud.
Durante la JMJ08 tendrá lugar la primera visita de Su Santidad, el Papa Benedicto XVI a Australia y esperamos con ilusión poder darle la bienvenida a la "Tierra Austral del Espíritu Santo". (Exhortación Apostolica Ecclesia in Oceania, Juan Pablo II, 22 de noviembre de 2001)
La experiencia de la JMJ08 reunirá a los jóvenes del mundo en un peregrinaje de fe, experimentando la hospitalidad y el amor de Dios. Así tendrán la oportunidad de redescubrir su llamada bautismal y los Sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, y descubrir así, con un nuevo fervor apostólico, el testimonio del Evangelio en el mundo moderno.
El tema de la JMJ08 elegido por el Santo Padre es:
"Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos" (Hch 1,8)
Este pasaje ocurre después de la muerte y resurrección de Jesús, justo antes de la ascensión hacia el Padre. Representa el nacimiento de la Iglesia.
Los discípulos habían cuestionado a Jesús sobre el periodo de restablecimiento de Israel. Sus palabras 'Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros' son de alguna forma sorprendentes - se refieren a un nuevo significado de la palabra "poder". Jesús promete un "poder" distinto para ayudar a los judíos bajo el yugo de la ocupación romana. El poder que El promete dar es el verdadero Espíritu de Dios, el potencial dinámico para la transformación, la verdadera condición de vivir según las enseñanzas de Jesús.
El Espíritu no es una fuerza vaga, ambigua, sino una forma Divina, la verdadera ofrenda del Padre al Hijo, y del Hijo al Padre, y ahí la ofrenda del Padre a todos nosotros en el Hijo - con El decimos el "Padre nuestro". Sólo con la aceptación del Espíritu de Jesús podemos ejercer la auténtica pasión del Corazón de Cristo y así, iluminándonos podemos ser sus testigos y por todo por lo que El lucha.
La última prueba que podemos hacer es seguir el camino de su vida a través de las ofrendas que recibimos en nuestras vidas, vividas en la verdad y el amor por El y el servicio a los demás.
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